QUIRON, EL OTRO CENTAURO
En 1977 Charles Kowall, descubrió un nuevo cuerpo celeste entre la órbita de Saturno y Urano. Era muy grande para ser un asteroide, pero muy pequeño para ser un planeta. En la actualidad se encuentra incluido dentro del estudio y cálculos astrológicos.
Mito y Astrología:
Quirón, hijo de Cronos (Saturno) y de Fílira, ninfa del mar (hija del Océano y de Tetis).
Saturno se obsesiona con la ninfa, quien se entrega a la huida convertida en yegua. Saturno se da cuenta y la engaña, convirtiéndose en potro para así lograr su cometido. Ella queda embarazada y se esconde en una cueva para dar a luz a ese hijo que nace con la apariencia de centauro.
Fílira considera que ha sido castigada al dar a luz a un ser deforme y horrorizada lo deja abandonado en la cueva implorando a los dioses que la convirtieran en cualquier cosa. Ellos oyen su súplica y condescendientemente la convierten en árbol.
Zeus, el rey de los dioses, encuentra a Quirón y lo acoge como hijo adoptivo educándolo en arte, música, ciencias, medicina y estrategia en tácticas de guerra, convirtiéndolo así en un maestro y educador de hijos de los dioses. Quirón era de temperamento amable, servicial, bondadoso y dulce. Los héroes más famosos fueron sus alumnos: Orfeo, Aquiles, Heracles, Jasón, Eneas y Esculapio. A Quirón se le atribuye la creación de las lanzas y las flautas. Igualmente se le atribuye el uso medicinal de las plantas.
Quirón se hiere a sí mismo con una flecha envenenada. Siendo hijo de un dios no muere y su destino fue desde entonces vivir sufriendo el dolor de su herida, porque aunque podía curar a otros, no pudo curarse a sí mismo.
Cansado de sufrir, buscando la cura a su dolor, toma el dolor de Prometeo encadenado y finalmente muere. Zeus lo inmortaliza convirtiéndolo en la constelación de Sagitario. (Aquí a grandes rasgos este hermoso mito).
Podemos ver en el nacimiento mitológico de Quirón, características psicológicas que también se atribuyen al planeta en la actualidad: el médico herido que todos llevamos dentro, que puede ayudar a otros, pero no a sí mismos. Las heridas profundas que jamás se sanan, que durante toda la vida dolerán, pero tenemos la alternativa de aceptarlas como tal.
La mitad bestia, cuerpo y patas de caballo y torso y brazos de hombre, fruto de una unión instintiva animal, nos invita a unir los bajos instintos “La bestia con el intelecto”. Nadie puede ayudar a otro a sanar si no lo ha experimentado anteriormente. “No se puede ayudar curar lo que no se ha sufrido”.
¿Cuántos no comparten la herida de un rechazo temprano? ¿De una violación? La soledad y el aislamiento no pueden ser la respuesta, pero tampoco se puede escapar del dolor a través de una falsa elevación de la consciencia, tomando el atajo de la espiritualidad, suprimiendo lo instintivo, porque más temprano que tarde, los instintos animales vuelven para mostrar el desequilibrio causando crisis mentales, físicas o emocionales.
El mito de Quirón, nos invita a examinar, a rebuscar en ese dolor silencio; a reabrirlo; mirar cuáles han sido su repercusiones en el tiempo, acogerlas y sanarlas.