www.watchesko.com

replica de relogios

http://www.passwatches.com

Lo que realmente te pertenece no lo puedes perder

Miles de personas al rededor del mundo han comenzado a notar que cuando miran, por ejemplo, un reloj digital, el número que misteriosamente aparece es el 11:11. Este evento viene sucediendo desde hace más de una década y está relacionado con un proceso de elevación de consciencia y alineación con una realidad mayor.

Cuando personalmente comencé a experimentar esta visión me sentí intrigada por conocer el porqué sucedía y qué significaba. Ahora esta pregunta me la hacen con mucha asiduidad y quiero compartir mi investigación al respecto.

El 11:11 es un punto de intersección a una realidad mayor, es decir, estamos preparados para que se abra en nosotros un canal directo con dimensiones superiores en las que podemos comenzar a sembrar deseos largamente atesorados, a pedir una ayuda para cualquier situación que necesitemos resolver o simplemente pedir tener más consciencia del mundo visible que se abre ante nosotros y poder mirar con nuevos ojos la realidad que nos rodea; para que podamos distinguir qué tan real es lo que vivimos.

No se trata de tener visiones o apariciones; simplemente podemos decir que es un estado de consciencia superior en el que hay una intervención de la energía Divina.

En este estado de comprensión podemos decir que la frecuencia 11:11 es un detonante de la memoria celular y en el momento en el que tenemos la visión estamos manejando una frecuencia de consciencia más elevada.

En el año 1992 se llevaron a cabo dos grandes eventos en dos lugares diferentes del planeta en el que miles de personas participaron en ceremonias y danzas para recibir la energía de la apertura del portal energético 11:11 y de allí en adelante muchos han comenzado a tener la vision continua de este número sin ninguna explicación aparente.

El punto Omega fue la pirámide de Giza en Egipto y el punto Alfa fue en Queenstown, Nueva Zelanda.

  • Este 11 del 11 a partir de las 11:11 a.m y hasta las 11:11 p.m. pueden comenzar a activar la frecuencia de unicidad. Para lograrlo, usted sólo debe practicar la entrega, es decir, soltar.

Estamos acostumbrados a estar apegados a todo y cuando la vida nos obliga a soltar, viene el terrible sufrimiento: apego a los padres, apego a los hijos, al marido, al novio, al carro, etc. Y es justamente la carencia de alguna de estas posesiones la que nos desgarra y nos llena de oscuridad.

Lo que nos pertenece

Lo que realmente nos pertenece jamás se irá de nosotros; nunca lo vamos a perder porque resuena en nuestra frecuencia, pertenece a nuestra verdad mayor. Pero aquello que no es de nuestra frecuencia, inevitablemente se irá.

Es posible que muchos tengan la sensación de pesadumbre, de cargar un peso muy grande en sus vidas y también se encuentren estancados y sin alegría.

Es este precisamente el momento en que la vida nos hace un llamado para cambiar la frecuencia en la que vibramos, porque cuando nos sentimos así es porque no estamos haciendo lo que realmente debemos hacer. Analicemos pues, qué es lo que nos perturba para luego identificar su razón y soltar.

Este soltar debe ser limpio, sin pedir nada a cambio, es decir no se trata de soltar una cosa por otra. No. Usted se va a liberar de los viejos hábitos, de los miedos y de los rencores.

Cuando no efectuamos los cambios, la vida los hace por nosotros y a su manera. Entonces la vida es cruel, se ensaña con uno y lamentamos lo duro que puede ser el destino. No obstante, todo esto se puede evitar. Si usted comienza a partir de este preciso instante a cambiar su frecuencia y recomenzar a ser Maestro de la entrega.

Las oleadas de frecuencia no requieren que hagamos nada extraordinario, simplemente lo que usted necesita es recobrar la confianza en usted mismo y en la fuerza que imprime la energía invisible de lo Divino.

Un ejercicio sencillo de realizar en este espacio de tiempo puede ser el siguiente:

Encienda una velita como símbolo de luz, tome lápiz y papel y escriba todo aquello que lo mantiene atado y atormentado. Hágalo con sinceridad con usted mismo y dígase la verdad para así liberar todo aquello que está reprimido en su mente y en su corazón.

Perdone y pídase perdón a usted mismo por cargar todos esos sentimientos y luego, queme ese papel. Al quemar, usted va a liberar sus cargas internas.

Recuerde: los humanos somos seres de rituales; de acuerdo con nuestra religión celebramos diferentes ritos, por ejemplo: nos bautizan, hacemos la primera comunión, nos casamos… En ese momento estamos recibiendo una energía que se imprime en nuestra células y en nuestro campo energético.

De la misma manera, en este 11:11 desde las 11:11 a.m. hasta las 11:11 p.m., usted puede comenzar a conectarse con ese portal energético de unicidad.

Comience a sembrar la simiente de todos sus sueños.

*Este artículo lo escribí para la revista Miércoles del periódico el Heraldo y fue publicado el día 8 de noviembre del año 2006.